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¿Sabías que 5 días son suficientes para descubrir lo más significativo de Marruecos? Para explotar al máximo este breve periodo de tiempo, puedes empezar en una ciudad y terminar en otra: desde Tánger, en el extremo norte, hasta Marrakech, en el sur, atravesando así los lugares más icónicos del país. De esta manera, integramos en la ruta los monumentos más espectaculares y los rincones naturales más fascinantes, entre los que está el desierto del Sahara. ¡Imposible conocer más en menos tiempo!
Este circuito que atraviesa Marruecos por carretera de norte a sur te permite descubrir los increíbles contrastes naturales existentes en el país. Las agradables montañas del Rif, la imponente cordillera del Atlas por el lado más húmedo (Medio Atlas) y por el más severo (Alto Atlas), el desierto de hammada al sur de esa cordillera, las dunas de arena fina de Erg Chebbi, los oasis de palmeras de los valles presaharianos, los cañones rocosos de enorme interés geológico… Como ves, la lista de paisajes es muy amplia, y todo ello cabe en este circuito de 5 días.
Aunque la naturaleza es un gran reclamo turístico en este circuito, la cultura, la historia y el arte también tienen un hueco destacado en él. Descubriremos tres sitios declarados Patrimonio Mundial por la Unesco (Tetuán, Fez y Ait Ben Haddou), lo que supone la mejor garantía de belleza arquitectónica. Además, también forman parte de la ruta otros lugares que no tienen este distintivo pero que son igualmente bellos, como el ‘pueblo azul’ de Chaouen o la pintoresca Rissani, en el corazón del desierto.
Este circuito de 5 días y 4 noches comienza en Tánger y termina en Marrakech, con desplazamientos por carretera (y en algunos tramos, fuera de ella). Aquí puedes consultar el desarrollo completo del programa:
Para optimizar los tiempos de este circuito de 5 días, la ruta puede comenzar en el puerto o en el aeropuerto de Tánger, o bien en otro punto a convenir del centro de la ciudad. Tras el encuentro con nuestro personal, partiremos por carretera rumbo a Tetuán para descubrir su pintoresca medina, conocida como la ‘Paloma Blanca’, por su color y por su ubicación sobre una colina, de la que parece echar a volar. Además, su ensanche o barrio nuevo tiene un toque andaluz que nos recuerda la histórica relación de esta ciudad con España, pues fue capital de su Protectorado.
Del blanco de Tetuán nos iremos al verde de las montañas del Rif y al azul del pueblo de Chaouen. Esta sugerente localidad, cuya medina también se extiende ladera arriba, fascina por el agradable color de sus casas, situadas entre laberínticas callejuelas, cuestas y escaleras. Sus habitantes conservan con mimo esta seña de identidad, añadiendo colorido con macetas de flores y humildes tiendas de artesanía. La plaza Uta el-Hammam es el centro neurálgico de Chaouen, donde también está la kasbah, hoy Museo Etnográfico. En este entorno se ubicará también el encantador riad en el que haréis noche.
Después de desayunar en el riad de Chaouen, retomaremos la ruta por carretera. Después de tres horas y media, llegaremos a la ciudad de Fez, que se puede considerar la capital cultural y religiosa de Marruecos. Su medina es la más grande del país y alberga monumentos de enorme interés. Por ello, aquí nos estará esperando un guía oficial para realizar una visita guiada por el casco histórico.
La mezquita Karaouine (sólo exterior), la medersa Bou Inania, el Plaza Nejjarine, el barrio de los curtidores o el entorno del Palacio Real con su mellah son algunos de los lugares que pueden formar parte del recorrido, que dependerá del criterio de nuestro ‘Cicerón’.
Después de esta visita guiada quedará algo de tiempo libre, que se puede dedicar a visitar otros lugares de interés, como museos (Dar Batha, Borj Nord), o bien realizar compras en los zocos de la medina, puesto que Fez es también la ciudad más importante en lo que a artesanía se refiere. Al final del día, dormiréis en un agradable riad.
En este tercer día de circuito, la ruta ofrecerá un extraordinario cambio de ambientes: de la riqueza histórico-artística de Fez pasaremos a las montañas más húmedas de Marruecos para concluir en la zona más árida de todo el país.
La primera parada se hará, brevemente, en Ifrane, una localidad de montaña (1.700 metros de altitud) cuyas casas con tejados de pico recuerdan a los Alpes. No es casualidad que reciba el sobrenombre de la ‘Suiza marroquí’. El siguiente alto en el camino será en el Parque Nacional de Ifrane, conocido como el Bosque de Monos porque sus cedros sirven de hogar para la mayor población de macacos de Berbería del país.
Kilómetros más adelante coronaremos el macizo montañoso del Medio Atlas para iniciar un prolongado descenso a través del Valle del Ziz, árido y desértico, con oasis esporádicos en su trazado. Al llegar a Erfoud, ciudad famosa por su comercio de fósiles, comprenderemos que el desierto del Sahara ya nos rodea de manera implacable.
Y un poco más adelante, en Merzouga, confirmaremos esta sensación: aquí dejaremos el vehículo para tomar dromedarios e iniciar un paseo por las dunas de Erg Chebbi, las más fascinantes de Marruecos. En el corazón de este mar de arena, que tiene unos 25 km de punta a punta, se encuentra el campamento de jaimas que nos servirá de hogar esta noche. En él tomaremos el té bereber de bienvenida, la cena tradicional y el descanso en una tienda bereber de lujo, bajo el cielo estrellado del desierto.
El inicio del cuarto día de este circuito será muy especial: en las dunas de Erg Chebbi, un amanecer mágico nos dará los buenos días, con su característico juego de luces y un silencio conmovedor. Tras ello, desayunaremos en el campamento y pondremos rumbo de vuelta a Merzouga, para volver a tomar el coche y la ruta por carretera.
En nuestro camino de vuelta a la civilización, nos detendremos en Rissani, una pequeña ciudad cuya medina conserva un toque muy pintoresco: no sólo por sus murallas y sus construcciones históricas, sino también por su parking de burros y su mercadillo tradicional, con especias a granel y productos de lo más variopinto.
Nuestro vehículo nos hará adentrarnos en el Valle del Dades, con localidades de población bereber y una humilde vida basada aún en la agricultura que sobrevive en sus oasis. A la altura de Tinghir, una de sus ciudades más icónicas, tomaremos el desvío de las Gargantas del Todra: este estrecho desfiladero sorprende por la perfección y altura de sus paredes de roca, que en algunos casos sobrepasan los 100 metros de altura.
Ya en el último tramo del día llegaremos a Ouarzazate, famosa por sus estudios cinematográficos. En ella se ubica el hotel-riad que nos acogerá para la cena y el descanso nocturno.
Además de su prestigio en la industria cinematográfica, Ouarzazate tiene otro gran atractivo turístico, como descubriremos: su kasbah de Taourirt. Este castillo fue, al mismo tiempo, la residencia de la familia El Glaoui y supone un hermoso ejemplo de la arquitectura bereber de la región: torres almenadas, decoración islámica en su interior y materiales extraídos del entorno, como sus maderas y, sobre todo, su adobe.
Pero la kasbah de Taourirt será solo un aperitivo de lo que viene después: el ksar de Ait Ben Haddou, un espectacular pueblo fortificado situado a unos 30 km de Ouarzazate, donde el tiempo parece haberse detenido. Sus imponentes murallas constriñen el caserío, apiñado en un colina de la que despuntan las ruinas de su kasbah. No es casualidad que grandes superproducciones como Juego de Tronos hayan ambientado aquí algunas de sus escenas más importantes.
Tras la visita de este ksar, pondremos rumbo al Alto Atlas, la cadena montañosa más elevada de Marruecos. La atravesaremos por el puerto de Tizi n’Tichka, a unos 2.260 metros de altitud, nevado durante varios meses al año. El descenso se realizará por los fértiles valles de la cara norte, que nos llevarán hasta Marrakech. Y en esta ciudad terminará el circuito, con el traslado al lugar acordado: hotel o aeropuerto.
Para configurar un circuito tan completo en tan pocos días de ruta, el paquete se apoya en los siguientes servicios de calidad premium:
Estos servicios no están incluidos en el paquete de viaje:
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