4 destinos para turismo de observación en Marruecos

El turismo de observación en Marruecos puede adoptar variantes muy distintas. Y todas tienen en común una cosa: promueven un tipo de viaje más pausado y en contacto con la naturaleza. En este post hemos seleccionado algunos destinos perfectos para ello, que te permitirán avistar atractivos tan distintos como las estrellas, las aves o la fauna salvaje terrestre. Si este tipo de turismo está hecho para ti, toma nota de las ideas que te damos, que podremos integrar en tu circuito personalizado si así lo deseas.

Ouzina, para turismo astronómico

El turismo astronómico permite observar el firmamento de noche para poder contemplar las estrellas y los planetas. Se puede disfrutar sin ningún tipo de ayuda, pero también con prismáticos y telescopios. Más importante aún es que el lugar tenga dos cualidades: un cielo despejado y una ínfima contaminación lumínica. Y eso lo reúne perfectamente el desierto del Sahara. Algunos de sus rincones más icónicos se distinguen por atraer amantes del stargazing, como por ejemplo Ouzina, reconocido por la Fundación Starlight por la calidad de su cielo. En realidad, el cielo estrellado lo envuelve todo aquí, gracias a la ausencia de obstáculos naturales o artificiales para la observación. Y en otros puntos del desierto como Merzouga también es posible disfrutar de un cielo único, e incluso en las altas montañas del Atlas, en días despejados.

Merja Zerga, para el birdwatching

El turismo de observación en Marruecos tiene en su avifauna uno de sus más ricos tesoros: los hábitats son muy diversos, pudiendo avistar numerosas especies en entornos montañosos, en áreas esteparias y desérticas y también en entornos marinos y lacustres. Estos últimos desempeñan un papel clave en las rutas migratorias internacionales, y en todo el país se contabilizan más de una veintena de sitios Ramsar. Por elegir uno de ellos, podemos mencionar Merza Zerga, una gran laguna costera en el océano Atlántico, cerca de Moulay Bousselham, en el norte del país (provincia Rabat-Salé-Kenitra). Entre las muchas especies a avistar se pueden mencionar el búho moro, el aguilucho lagunero, el andarríos chico, la cerceta pardilla y, cómo no, el flamenco común. 

Parque Nacional de Ifrane, para macacos de Berbería

La fauna terrestre salvaje también acapara muchas miradas para los amantes del turismo de observación. Y aunque en Marruecos no se organizan grandes safaris como los que puede haber en otros países del África subsahariana, si es posible acudir al encuentro de una especie muy icónica para el país: el macaco de Berbería. El estado de conservación de la especie es muy delicado y por ello, los individuos que se pueden observar en determinadas zonas del país resultan un auténtico tesoro. El lugar donde es más fácil toparse con ellos es el Parque Nacional de Ifrane, a unos 60 km al sur de Fez, también llamado popularmente Bosque de Monos porque sus cedros son el hábitat ideal para ellos, hasta el punto de que han constituido aquí la población más numerosa de la actualidad.

Erfoud, para el descubrimiento de fósiles

El turismo relacionado con los fósiles tiene características diferenciadoras: requiere que el viajero busque, se informe a fondo y entable contactos que le faciliten el acceso a lugares y piezas donde trazar el pasado más remoto de la vida sobre la tierra. Y encontrada la pieza o el yacimiento, se requiere de mucha observación para apreciar las singularidades de cada marca fosilizada. En Marruecos, el destino de referencia es, sin duda, Erfoud, cerca del desierto de Merzouga. La desertificación del terreno y la extracción de mármol facilitaron la aparición de restos muy diversos, incluidos los de dinosaurio. Las especies más numerosas y características son los ammonites y trilobites.

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