12 días por Marruecos dan para configurar un circuito de lo más completo, incluyendo prácticamente todos los destinos de interés en el país, ya sea en el norte, en la costa atlántica, en el desierto del Sahara o en las grandes ciudades del interior. Y además, dedicando tiempo a las costumbres y gentes locales, que enriquecen esta propuesta para que regreses a casa con vivencias de lo más genuino. Echa un vistazo y toma nota de un viaje que te cambiará la vida.
Este circuito de 12 días desde Tánger recorre las cuatro Ciudades Imperiales de Marruecos: Fez y Marrakech (como en otros circuitos de menor duración) y además Meknes y Rabat, que a veces quedan fuera del programa por falta de tiempo pero que, sin duda, bien valen una visita. Reciben este sobrenombre por ser o haber sido capitales del reino, y conservar construcciones icónicas para el país. Además, el recorrido llega a otras muchas ciudades que no son ‘imperiales’ pero sí imponentes por su belleza: unas veces, reconocidas como Patrimonio Mundial por la Unesco (Essaouira, Ait Ben Haddou, Tetuán, Volubilis), y otras veces, sin ese distintivo pero con el aplauso unánime de sus visitantes (Asilah, Chaouen, Rissani, Ifrane).
Verde, azul, rojo, dorado, rosa, violáceo… e incluso blanco, en los meses más fríos. Esa es una muestra de la paleta de colores que encontrarás en los distintos paisajes naturales de Marruecos, que cambian según la hora del día y la época del año. Y los descubriremos en entornos de lo más variado: bosques de ladera, puertos de montaña, dunas del desierto, costa marítima, campos del interior, oasis en áridos valles… Si te gusta la naturaleza y las estampas que ésta te ofrece, elige este circuito, abre bien los ojos y disfruta con el corazón.
Aquí te presentamos el programa completo de este circuito de 12 días y 11 noches desde Tánger hasta Marrakech, viajando a otros muchos destinos por carretera (y por arena, en el desierto):
En Tánger (aeropuerto, puerto o centro de la ciudad) os encontraréis con nuestro personal para comenzar este intenso circuito, que incluye hermosos destinos ya desde el comienzo. Dejando atrás esta ciudad bañada por el Estrecho de Gibraltar, recorreremos unos 50 km para llegar a Asilah, una de las localidades costeras más bellas del Atlántico en el norte del país.
En Asilah disfrutaréis de tiempo libre para saborear el ambiente pintoresco y bohemio que reina en sus calles: dentro de la medina, flanqueada por una muralla de origen portugués, son muchos los artistas que residen o trabajan en su estudio de creación. Algunas paredes están decoradas con murales de pintura, señal de que aquí se celebra un importante festival artístico en verano.
En este ambiente que invita al descanso y a la ensoñación se encontrará el agradable riad en el que descansaréis esta primera noche de circuito.
En este segundo día de circuito, la carretera nos llevará por otros rincones de interés del norte de Marruecos. El primero de ellos, Tetuán, a escasos 10 km del Mediterráneo, y se percibirá su influjo en el ambiente. No obstante, lo más atractivo de esta ciudad es su medina histórica, encalada en blanco, y su ensanche del siglo XX, inspirado en los barrios modernistas y neo andalusíes de Andalucía, pues Tetuán fue en ese periodo capital del Protectorado Español de Marruecos.
Tras esta visita libre por Tetuán, pondremos rumbo al sur, atravesando las montañas del Rif. Entre dos de ellas se ubica Chaouen, una de las sorpresas más agradables de todo el circuito. El color azul de las casas de la medina dan un aire de cuento a la medina, tanto desde los miradores de los alrededores como en los recovecos que forman sus callejuelas empinadas. Su plaza de Uta el-Hammam y su alcazaba medieval atraerán también muchas miradas, y quedarán cerca del riad con encanto en el que descansaréis esta segunda noche.
De las montañas del Rif a la costa atlántica, de nuevo. Pero en esta ocasión para visitar la primera de las Ciudades Imperiales del país: Rabat. A lo largo de la mañana llegaremos a esta urbe que, en conjunción con Salé al otro lado del río Bu Regreg, conforma una de las metrópolis más grandes y vibrantes del país.
Pero es aquí en Rabat donde se encuentran algunos de los símbolos más importantes del poder político de Marruecos, pues es su capital: el Palacio Real (Dar-al-Mahkzen) es uno de ellos, al igual que el Mausoleo de Mohamed V. Como grandes monumentos históricos destacan la Torre Hassan (de época almohade, en el siglo XII) y la kasbah de los Udayas (del mismo periodo, aunque reconstruida siglos después).
Todo ello lo podréis conocer durante esta jornada, que es libre para que organicéis el programa según vuestras preferencias. Los zocos de la medina, los museos de arte contemporáneo o las playas del entorno son otras propuestas para completar el día. Y por la noche, descanso en un riad del centro.
El cuarto día de este circuito tiene un componente cultural e histórico muy significativo. Después de abandonar Rabat, capital actual, viajaremos hacia otros destinos cercanos que también lo fueron en el pasado: Volubilis, Meknes y Fez.
Volubilis es hoy un conjunto arqueológico donde se conservan los restos de aquella ciudad romana que siguió siendo habitada y usada como capital tiempo después de la conquista árabe, hasta el siglo IX. Y los vestigios que aquí se pueden visitar son de gran valor: columnas de templos, arcos del triunfo, mosaicos de casas, restos de baños y basílicas, el entramado urbanístico de la ciudad… y un largo etcétera.
A unos 20 km de Volubilis, Meknes es una ciudad que también tiene mucho que ofrecer, pues fue capital del reino durante los siglos XVII y XVIII. Un Palacio Real, puertas monumentales de la muralla (destacando Bab Mansour) y el mausoleo del sultán Moulay Ismail se cuentan entre los rincones más destacados de la medina, que sigue manteniendo un animado ritmo cotidiano.
Y en el último tramo del día llegaremos a Fez. En un riad del centro haréis noche y, hasta ese momento, dispondréis de tiempo libre para un primer contacto con la ciudad.
Todo el quinto día lo dedicaremos a descubrir Fez, probablemente la ciudad de mayor interés de Marruecos desde un punto de vista cultural, histórico y religioso. Una parte de la jornada será guiada y la otra, libre.
Durante la visita guiada, a cargo de un guía oficial certificado, caminaremos por rincones de gran belleza y barrios que, si bien no deslumbran por su hermosura, sí lo hacen por su ambiente genuino. La mezquita Karaouine nos da cuenta de la importancia de esta ciudad en el pasado, pues alberga un centro universitario que está considerado por muchos como el más antiguo del mundo (siglo X). Sus medersas (Bou Inania y Attarine) también encandilan por su belleza y prestigio, al igual que otras construcciones históricas que nos mostrará nuestro ‘Cicerón’.
Por la tarde, tiempo libre para emplearlo según vuestras preferencias. Los puestos de artesanía de la medina son una de las opciones: carpinteros, orfebres, ceramistas y otros artistas de lo cotidiano venden su género directamente al cliente, con gran calidad. Los museos de la ciudad también tienen mucho que ofrecer, como exposiciones de armas de época (Borj Nord) y obras de arte hechas en madera (Museo Nejjarine).
Y al concluir el día, tendréis una nueva noche de descanso en el riad del centro.
El ecuador de este circuito de 12 días es también la jornada que más nos alejará de la civilización: iremos hasta el corazón del desierto del Sahara. Pero antes de llegar a ese punto, al final del día, habrá otras muchas cosas que descubrir, puesto que la larga ruta por carretera prevé diferentes paradas por el camino.
La primera será, brevemente, en Ifrane. Y lo que aquí veremos es una estampa de lo más inesperada: casas con tejados a dos aguas, parques tapizados de césped y un ambiente que bien nos puede recordar a los Alpes. Pero todo tiene su explicación: su ubicación en el Medio Atlas, a 1.700 metros de altitud, propicia un régimen de abundantes precipitaciones, que en invierno suele ser en forma de nieve.
En su entorno haremos otra parada, en este caso en el Parque Nacional de Ifrane. Los propios marroquíes lo conocen como Bosque de Monos, en referencia al ‘rey’ de esta reserva natural: el macaco de Berbería, que a buen seguro se dejará ver a nuestro paso. No menos imponentes son los cedros centenarios del parque y los cursos de agua que discurren salvajemente por aquí.
Kilómetros más adelante, al otro lado del medio Atlas, el Valle del Ziz nos llevará hasta el desierto, en medio de un paisaje que se va haciendo cada vez más árido. Erfoud, donde veremos numerosas tiendas de venta de fósiles, será la última parada antes de llegar a Merzouga.
Este pequeño pueblo del desierto es el lugar de salida de las excursiones hacia las dunas de Erg Chebbi. Nosotros haremos el paseo en dromedario para sentirnos como tuaregs, pero también porque es el mejor medio para recorrer este entorno con elevaciones de arena fina. Y en el corazón de ellas estará nuestro campamento de jaimas, donde tomaremos un té de bienvenida, cenaremos y admiraremos las brillantes estrellas sobre nuestras cabezas, antes de retirarnos a dormir en una de las tiendas bereberes de lujo.
Uno de los atractivos de dormir en las dunas de Erg Chebbi es, precisamente, despertar en ellas. Especialmente si se hace bien temprano para ver el amanecer sobre este mar de arena dorada. Tras contemplar la magia de las luces del alba, desayunaremos en el campamento y emprenderemos el camino de vuelta a Merzouga.
Lo que nos espera a partir de entonces es una ruta en 4×4 por otros rincones interesantes del desierto, en este caso por carreteras desoladas, pistas sin asfaltar y terreno de hammada. Una de las paradas será Khamlia, el ‘pueblo negro’ porque ese es el color de piel de la mayoría de sus habitantes. Son descendientes de antiguos esclavos traídos por las rutas caravaneras, y hoy son los estandartes de la música gnawa, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco. Conoceremos sus ritmos y melodías en una actuación para el recuerdo.
La otra gran parada de la jornada serán los asentamientos seminómadas de la población bereber autóctona, que mantiene una forma de vida prácticamente desconectada del resto del mundo. Harán gala de su hospitalidad y nos enseñarán cuáles son sus quehaceres diarios, todo ello con nuestra intermediación.
De regreso a Merzouga, una última parada en una elevación del terreno desde donde contemplar los más de 25 km de dunas. Y para concluir el día, una cena y una noche de descanso de lo más agradable, en un hotel con arquitectura e interiorismo típico del desierto.
Llega el momento de dejar atrás el desierto del Sahara y proseguir nuestra ruta camino del Atlas y Marrakech. De camino, al poco de iniciar la marcha, nos detendremos en Rissani, una interesante localidad que no sólo conserva una medina pintoresca, sino también un ambiente de otra época, como puede apreciarse en sus burros amarrados a las puertas del mercadillo tradicional.
La carretera nos conducirá hacia el Valle del Dades: avanzaremos con este río como escolta y veremos que en torno a él se forman grandes agrupaciones de palmeras y tierras de cultivo. En uno de los desvíos llegaremos a las Gargantas del Todra, un cañón rocoso de formas caprichosas y paredes de enorme altura. Un paseo por su estrecho desfiladero nos dejará boquiabiertos, sin duda.
La ruta de la jornada no se detiene aquí sino que prosigue por el resto del Valle del Dades, atravesando el sector conocido como Valle de las Rosas, por las numerosas flores que jalonan la zona tras la primavera. Y ya en Ouarzazate, echaremos el freno por hoy para descansar en un hotel-riad, donde también nos darán de cenar.
Ouarzazate es conocida internacionalmente por sus Atlas Studios, donde se han rodado escenas de importantes películas, como Lawrence de Arabia. Sin embargo, la incluimos en este circuito por un monumento imponente: su kasbah de Taourirt, castillo en su exterior y palacio en su interior, ejemplo brillante de la arquitectura bereber del desierto.
Tras su visita reanudaremos el viaje por carretera, aunque la siguiente parada estará cerca, a escasos 30 km: el ksar de Ait Ben Haddou. Este pueblo fortificado también tiene mucha relación con la pequeña y la gran pantalla, pues aquí se han rodado escenas de Juego de Tronos, entre otras superproducciones. Visitaremos su humilde caserío, protegido por murallas con altos torreones almenados y, cómo no, una kasbah en lo alto.
De vuelta a la carretera, comenzará nuestro ascenso hasta el puerto de Tizi n’Tichka, paso natural por el Alto Atlas a más de 2.200 metros de altitud. Tras ello, sólo quedará descender por agradables valles de montaña hasta llegar a Marrakech. Y en la ‘ciudad roja’ dispondréis de tiempo libre para empezar a conocer por vuestra cuenta esta fascinante ciudad, antes de descansar en el riad del centro por la noche.
Marrakech es la ciudad más visitada de Marruecos, y no por casualidad: su mezcla de historia, arte, lujo y ambiente popular le confieren un aire muy especial, que descubriremos a fondo en este décimo día de circuito.
Por la mañana recorreremos la medina y sus rincones más emblemáticos junto a un guía oficial, como la plaza de Jemaa el-Fna y los exteriores de la mezquita Koutoubia, obra maestra de la dinastía almohade que gobernó el reino desde aquí, en los siglos XII y XIII. Además, nuestro guía podrá llevarnos por otros espacios de gran belleza, como el Palacio Bahia, las Tumbas Saadíes (otra dinastía que reinó con Marrakech como capital) o la medersa de Ben Youssef.
Un recorrido muy completo que, no obstante, no será suficiente para descubrir todo lo que esconde Marrakech. Así que la tarde puede ser un buen momento para completar la jornada por libre, a través de sus museos o barrios menos céntricos, como Gueliz, donde también se concentran las principales tiendas de lujo.
Sin duda, una jornada en la que valdrá la pena caminar y que os hará disfrutar del descanso nocturno por la noche en el riad.
Este circuito de 12 días desde Tánger tiene un final muy refrescante: el viaje a Essaouira, conocida como la ‘perla del Atlántico’. Hasta allí viajaremos por carretera por la mañana, atravesando un paisaje dominado por campos de argán: de este emblemático árbol se extrae un preciado aceite para la cosmética, como tendremos posibilidad de contemplar en una cooperativa local que se dedica a ello.
Ya en Essaouira, disfrutaréis de tiempo libre para conocer esta ciudad a la que dieron fama los portugueses (como puede apreciarse en su fortaleza marítima Skala), que cobijó a una importante comunidad judía (como puede verse en su mellah) y que encandiló por su ambiente naif a celebridades como Jimi Hendrix.
Recorrer su medina es por tanto una propuesta siempre agradable, al igual que darse un baño en sus playas o practicar alguna actividad acuática en la costa. Por la noche, el riad se ubicará en el centro, de modo que será cómodo desplazarse a pie por todos estos lugares.
Tras dormir la última noche en este encantador destino del Atlántico marroquí, es el momento de emprender el camino de vuelta hacia el Aeropuerto de Marrakech. A la hora acordada, nuestro chófer os recogerá para hacer este viaje con tiempo suficiente para llegar sin prisas a la terminal aeroportuaria. Y allí terminarán nuestros servicios, con una afectuosa despedida.
Este circuito de 12 días se desarrollará con fluidez gracias a estos servicios de calidad premium, incluidos en el paquete de de viaje:
Estos servicios no están incluidos, y deberán reservarse y abonarse aparte:
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