Si dispones de dos semanas de vacaciones para tu viaje a Marruecos, sin duda esta es una de las propuestas más interesantes de nuestro catálogo. No sólo porque es un circuito muy completo en términos turísticos, sino también porque ‘levantamos el pie del acelerador’ para realizar el circuito con un punto más de tranquilidad: dedicamos jornadas completas a los destinos que así lo merecen y facilitamos tiempo libre para actividades de ocio, un baño en el mar o un rato de compras. Si crees que algo así encaja con tu idea, echa un vistazo al programa y déjate seducir por un país lleno de encantos.
atractivos turísticos de este país. Empezando por sus Ciudades Imperiales (Fez, Meknes, Marrakech y Rabat) y siguiendo por los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (Volubilis, Ait Ben Haddou, Tetuán, Essaouira), sin olvidar localidades pequeñas llenas de encanto (Chaouen, Asilah, Rissani). Desde un punto de vista natural, los paisajes que aparecerán ante tus ojos serán fascinantes: las montañas del Atlas y el Rif, los cañones rocosos del sur, los campos de argán, los bosques de cedros…. y por supuesto, las dunas de arena de Erg Chebbi, en el siempre fascinante desierto del Sahara.
Aunque nosotros diseñamos el programa diario de este circuito de dos semanas, el ritmo de las visitas lo marcas tú porque muchas de ellas son de desarrollo libre. Así descubriréis las principales ciudades, salvo Fez y Marrakech, donde sendos guías oficiales nos ayudarán en ese cometido. Y lo que es más importante, dejaremos el debido tiempo libre en los grandes destinos de la ruta, sobre todo en aquellos donde la oferta comercial y gastronómica es notable. De esta manera, si deseas comprar artículos de lujo en Marrakech o piezas de refinada artesanía en Fez o en cualquier otra ciudad, siempre encontrarás el momento de hacerlo.
Los 14 días y 13 noches de este circuito se reparten de la siguiente manera, teniendo en cuenta que todos los desplazamientos son en vehículo premium por carretera (salvo los trayectos por arena en el desierto, en dromedario):
En Tánger se producirá el encuentro inicial del circuito: nuestro personal os estará esperando en el aeropuerto (o en el puerto de esta ciudad,) para iniciar el recorrido por carretera, en un vehículo premium.
En esta primera jornada, el desplazamiento será relativamente corto: unos 50 km hasta Asilah, uno de los destinos más bellos de la costa atlántica en el norte de Marruecos. Su medina fortificada con murallas de época portuguesa ofrece numerosos miradores para contemplar el mar, y sus callejuelas son un hermoso laberinto donde reina un ambiente artístico sin igual. De hecho, esta ciudad se ha labrado un gran prestigio en el sector gracias al festival cultural que se organiza en verano y que llena de pinturas murales el casco antiguo.
Muchos de esos murales se conservan todo el año, para admiración de los viajeros que valoran la creatividad en una atmósfera distendida, como ofrece Asilah. Y ese será también el ambiente que se respirará en el riad donde descansaréis en esta primera noche.
En este segundo día de circuito, permaneceremos aún en el norte de Marruecos para viajar a dos destinos con mucho encanto. El primero de ellos es Tetuán, que conserva una medina histórica con edificios llenos de simbolismo, como el Palacio Real, donde suele veranear el rey marroquí. También resulta interesante el Ensanche, que es el nuevo barrio surgido a comienzos del siglo XX, cuando esta ciudad era la capital del Protectorado Español en este país. No es casualidad, por tanto, que haya ciertos paralelismos entre esta arquitectura y la de Andalucía.
En Tetuán, el mar Mediterráneo quedará a apenas 10 km en línea recta, pero nosotros avanzaremos por carretera en dirección contraria: hacia el interior, hasta adentrarnos en las montañas del Rif. Ese es el entorno natural en el que se ubica Chaouen, asentada sobre una ladera verde, aportando un llamativo contrapunto azul: los habitantes de este pueblo usan este color para pintar las paredes de sus casas, en combinación con el blanco de la cal. Y el resultado es de lo más evocador.
Por ello, el circuito se detendrá aquí durante dos noches, en un riad con encanto, que os permitirá saborear este pintoresco pueblo con calma.
El tercer día de este circuito es completamente libre en Chaouen, de modo que podréis organizar la jornada a vuestro ritmo: para pasear sin rumbo, para visitar el museo etnográfico de la kasbah, para recorrer los miradores que se sitúan en los alrededores, para hacer unas compras de artesanía en las tiendas de la medina… o para cualquier otro plan que se os ocurra, con nuestra ayuda. Y al caer la noche, el riad volverá a ser el apacible lugar en el que descansar.
De un pueblo escondido en el Rif a la capital del reino. Ese es el contraste que viviréis en esta cuarta jornada de circuito, puesto que tras el desayuno partiremos por carretera rumbo a Rabat.
En esta ciudad descubriréis monumentos imponentes, tanto históricos como recientes, pero todos ellos ilustrativos del poder de la monarquía alauita. Por ejemplo, el Mausoleo de Mohamed V, donde reposa el rey que impulsó la independencia del país en 1956. O, justo enfrente, la Torre Hassan, una de las obras maestras de la arquitectura almohade en el país (siglo XI). O incluso la kasbah de los Udayas, gran bastión militar que permite divisar la costa y la vecina Salé, al otro lado del río Bu Regreg.
Perderse por la medina y sus tiendas, visitar museos de primer nivel como el de Arte Contemporáneo Mohamed VI o disfrutar de una experiencia gastronómica premium son alguna de las propuestas, antes de acudir al riad para descansar por la noche.
En este quinto día de circuito, nos adentramos en lo más profundo de la historia de Marruecos visitando dos lugares muy distintos entre sí, pero igual de interesantes: Volubilis y Meknes. Y al final del día, llegaremos a la que se considera la ‘capital cultural’ de Marruecos: Fez.
Volubilis fue una importante ciudad romana de la provincia Mauritania Tingitana, que ocupaba aproximadamente lo que hoy es el norte de Marruecos. Y para suerte de quienes visitan este complejo arqueológico, se conservan importantes vestigios de aquella urbe: el templo de Jùpiter capitolino y el Arco de Caracalla son quizás los monumentos más destacados, pero hay otros muchos rincones que nos trasladarán a los primeros siglos de nuestra era: mosaicos en el pavimento, restos de termas, etc.
Meknes, por su parte, sigue siendo una ciudad muy viva, que conserva y exhibe con orgullo las construcciones de su periodo de gloria: los siglos XVII y XVIII, cuando el sultán Moulay Ismail la declaró capital del reino. Aquí, de hecho, está su mausoleo y el Palacio Real desde el que gobernó, así como monumentos imponentes como la puerta Bab Mansour, que da acceso a la medina amurallada.
Tras visitar ambos lugares, proseguiremos hasta Fez para disfrutar libremente lo que queda de día y descansar en un riad del centro, a la espera de explorar más a fondo esta ciudad al día siguiente.
Por su importancia histórica, por la amplia lista de monumentos y por la vibrante vida de su medina, dedicar una jornada completa a Fez resulta imprescindible en un circuito de 14 días por Marruecos.
El primer tramo del día lo dedicaremos a una visita guiada por los rincones más interesantes de Fez el Bali y Fez el Jedid, que son los nombres de su medina vieja y su medina nueva. Por ellas se reparten su mezquita Karaouine, sus medersas Bou Inania y Attarine, su plaza Nejjarine o su mellah, que fue la judería de la ciudad. Además, el barrio de los curtidores será una sorprendente muestra de la pervivencia de las actividades tradicionales en este entorno.
Por la tarde, quedará tiempo libre para emplearlo según vuestras preferencias. Visitar algún museo es una de las propuestas para hacer en este momento, pero también ir de compras por los zocos de la medina, donde la artesanía adquiere la categoría de arte hecho a mano, pues Fez es el gran referente en disciplinas como la marroquinería, la azulejería o la ebanistería. Y como epílogo de la jornada, una nueva noche de descanso en el riad del centro.
La cultura y la historia dan paso a la naturaleza más salvaje, en todas sus variantes marroquíes. Después de desayunar, volveremos a la carretera y nos dirigiremos a las montañas del Medio Atlas. De camino, pasaremos por Ifrane, una localidad serrana teñida de color verde (y blanca en invierno) donde los edificios con tejados a dos aguas recuerdan a los Alpes.
Muy cerca de ella, en el Parque Nacional de Ifrane, veremos cómo vive el macaco de Berbería, una especie de primate que ha elegido este gran bosque lleno de cedros como su hábitat natural. Su población es tan numerosa que no resultará difícil observar ejemplares a nuestro paso.
Poco después, abandonaremos la cara norte del Medio Atlas para adentrarnos en la árida cara sur de este macizo montañoso. Y el Valle del río Ziz nos conducirá hasta las puertas del desierto. Concretamente, hasta Erfoud, una ciudad en la que el comercio de fósiles de la época de los dinosaurios es una actividad muy en boga.
El trayecto por carretera terminará este día un poco más adelante, en Merzouga. Pero la ruta no se detendrá ahí, pues nos espera un último y fascinante tramo: el paseo en dromedario por las dunas de Erg Chebbi, en cuyo interior se halla el campamento de jaimas de lujo donde haremos noche. A la llegada, tomaremos el té bereber de bienvenida y disfrutaremos de una cena típica, acompañados de un fuego acogedor y un cielo plagado de estrellas.
El octavo día de este circuito comenzará con un momento mágico, para lo que hará falta madrugar: si nos levantamos antes de que salga el sol, contemplaremos un alba fascinante sobre las dunas de Erg Chebbi, tiñendo el cielo y las colinas de arena de una luz de mil matices.
Tras ello y tras desayunar, abandonaremos el campamento de jaimas para regresar a Merzouga y, desde allí, iniciar una ruta en 4×4 por el desierto. Khamlia será la primera parada, donde miembros de la comunidad negra del pueblo nos harán una demostración de su tesoro más valioso: la música gnawa, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Terminado ese concierto, comenzará la parte más salvaje de la ruta, por pistas de arena sin asfaltar que nos llevarán por lugares otrora concurridos pero hoy desolados: tramos del antiguo rally París-Dakar, restos de poblados deshabitados y minas de kohl abandonadas.
Esa es una de las caras más impactantes del desierto, y otra de ellas llegará a continuación: la de las familias nómadas que, pese a la adopción de ciertos hábitos sedentarios, siguen viviendo como sus ancestros. Convivir con ellos, con nuestra intermediación, nos servirá para descubrir su hospitalidad y su coraje para enfrentarse a unas circunstancias tan adversas.
Tras esta experiencia, regresaremos a Merzouga, haciendo un alto en el camino para admirar las dunas de Erg Chebbi desde un punto estratégicamente elevado. Y ya en esa localidad, un hotel con cuidada ambientación del desierto nos ofrecerá la cena y un descanso nocturno muy merecidos.
Llega el momento de abandonar el desierto en este noveno día, y lo haremos tras visitar el último pueblo de interés de esta zona: Rissani. Aquí tendremos ocasión de contemplar escenas impensables en otros rincones del país o del mundo. Por ejemplo, el aparcamiento donde estacionan los burros que, aún hoy, siguen siendo un medio de transporte en la localidad. Su populoso mercado y su medina histórica atraerán también nuestra atención.
Dejando atrás Rissani, nuestro vehículo avanzará kilómetros y kilómetros entre colinas escarpadas, oasis de palmeras, campos de cultivo y kasbahs en ruinas. Es el Valle del Dades, y lo recorreremos en su totalidad.
En cambio, nos desviaremos en un cierto momento para adentrarnos en las Gargantas del Todra, que es precisamente un afluente del Dades. Este pequeño río ha labrado aquí un cañón rocoso que sorprende por su estrechez y altura, con puntos en los que apenas hay espacio para un pequeño sendero y su humilde cauce de agua.
Hacia el final del día y tras pasar por el llamado Valle de las Rosas, llegaremos a Ouarzazate, donde está el hotel-riad en el que cenaremos y dormiremos esta noche.
Ouarzazate, además de ser conocida por sus famosos estudios cinematográficos (Atlas Studios), se hace un hueco en todas las guías de viaje de Marruecos por su espectacular kasbah: este castillo no solo fue una fortaleza sino también un palacio residencial para la familia de Thami El Glaoui, Pachá de Marrakech y Sultán del Atlas. Admiraremos su arquitectura en adobe, típica de la cultura bereber, y su refinado interior, a la altura de los grandes palacios árabes.
Menos refinado pero más grande e imponente es el ksar de Ait Ben Haddou, hasta donde nos desplazaremos tras reanudar la marcha por carretera. El hecho de haber sido una importante parada en las rutas caravaneras motivó la fortificación de este poblado, que todavía hoy se conserva en muy buen estado. Por ello y por su asombrosa silueta, es usada a menudo para ambientar películas y series como Juego de Tronos.
Después de visitar este enclave único, la carretera comenzará a ascender hasta llegar al puerto de Tizi n’Tichka (2.260 msnm) y, desde ahí, descender por agradables valles hasta la ciudad de Marrakech. A la llegada, tendréis tiempo libre para emplear a vuestro gusto, antes de que llegue el momento de descansar en las habitaciones del riad, ubicado en el centro.
La ‘ciudad roja’, ‘ciudad imperial’, ‘la perla del sur’… Muchos son los sobrenombres que se emplean para describir Marrakech, que es el destino turístico más visitado del país. Pero sólo una ruta a fondo por su casco urbano servirá para comprender su belleza y significación en todo su conjunto.
A ello nos ayudará un guía oficial de la ciudad, con quien haremos un recorrido por la medina durante la mañana. Lugares como la plaza de Jemaa el-Fna, la mezquita Koutoubia o el Palacio Bahia son algunos de los más destacados del centro. Y a ellos se añadirán otros que también reflejan la esencia de esta gran ciudad, capital con almorávides, almohades y saadíes.
Por la tarde, dispondréis nuevamente de tiempo libre, por ejemplo para compras de artesanía o de lujo, pues Marrakech es también la mejor provista de boutiques y tiendas internacionales. Sus museos estarán a la altura (Museo de Marrakech, de Yves Saint-Laurent) y sus jardines (Majorelle, Aguedal) aportarán un contrapunto natural de lo más agradable. Sin duda, muchas posibilidades (y otras que os podremos sugerir) antes de regresar al riad para descansar.
No hay final más refrescante y agradable para un circuito de dos semanas que una escapada al Atlántico. Por suerte, Marrakech está relativamente cerca de la costa, en concreto de Essaouira, la otra ‘perla’ de la zona, en este caso ‘del Atlántico’. Por ello, en este duodécimo día pondremos rumbo hacia ella por carretera.
Por el camino, nuestra vista se perderá entre los campos de argán que crecen en la región. Y eso lo aprovecharemos para visitar una cooperativa local donde se produce su aceite, conociendo no sólo sus preciadas propiedades sino también la dedicación que ponen sus gentes para ello.
Desde la llegada a Essaouira, vuestro tiempo será completamente libre, así que podréis organizaros según vuestras preferencias y energías. Si deseáis descubrir la ciudad, no podréis pasar por alto la ciudadela marítima Skala, ni el puerto de pescadores que reposa a sus pies. Pero tampoco la pintoresca medina, donde aún se pueden trazar los pasos de la importante comunidad judía que habitó el mellah hasta mediados del siglo XX.
Y si preferís simplemente descansar y desconectar, la costa atlántica ofrece numerosos rincones para ello. Además, un agradable riad del centro será vuestro hogar durante estas dos últimas noches.
De nuevo, día libre en Essaouira, que podréis emplear para descubrir otros lugares de interés de la ciudad, para disfrutar de un baño refrescante en las playas o para practicar una actividad deportiva: el surf y sus modalidades son algunas opciones estrella, pero Essaouira también cuenta con campos de golf y profesionales que ofrecen paseos en caballo o dromedario junto al mar. A caer la noche, descansaréis de nuevo en el riad del centro.
Tras dos noches en Essaouira y mucho tiempo libre para recargar energías, este circuito de 14 días por Marruecos llega a su fin. Nuestro chófer os recogerá en el riad de la ciudad para poner rumbo directo al Aeropuerto de Marrakech y regresar a casa. Nos despediremos en la terminal de pasajeros, terminando así dos semanas de viaje por un país que, desde entonces, será vuestro segundo hogar. Y Chic Morocco, vuestra agencia de confianza para futuros circuitos.
El paquete de viaje de este circuito de 14 días está diseñado al detalle para que su desarrollo sea confortable y esté a la altura de las más grandes expectativas:
Estos otros servicios quedan fuera del paquete del circuito:
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