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Al sur del Atlas se abre un Marruecos distinto, más árido pero también más salvaje y auténtico. Es la cuna de la civilización bereber, que nos ha dejado obras maestras de su arquitectura y de su cultura, entremezclada con otras hasta dar un resultado genuino que conoceremos de primera mano. Pero sin duda, lo que más hechizará en este viaje es el desierto del Sahara y los valles que conducen hasta él, que tienen una personalidad muy reconocible. Así que si te seduce la idea de descubrir el desierto y su entorno, este circuito de 5 días por el sur de Marruecos no te defraudará.
Alta montaña, valles fértiles, tierras de cultivo, palmerales enormes, cañones de paredes verticales, dunas de arena fina y dorada… El contraste de paisajes es enorme en este circuito de 5 días por el sur de Marruecos que, pese a su aridez y su clima cálido, alberga una riqueza y biodiversidad sorprendentes. Esa riqueza, por cierto, incluye también el cielo, que se muestra aquí especialmente despejado y luminoso por la noche, por lo que este viaje es también un sueño para los amantes de la astronomía.
Aunque esta zona de Marruecos se caracteriza por una bajísima densidad de población, quienes aquí habitan han sabido mantener sus tradiciones y su cultura, ya sea popular o artística. Por ello, en este circuito incluimos experiencias de lo más enriquecedoras como un concierto de música gnawa o una convivencia con familias seminómadas del desierto más profundo. Todo ello con la mediación de nuestro chófer-guía, que será el mejor embajador de este país.
A continuación detallamos las cinco jornadas de que se compone este circuito desde Marrakech, con 4 noches y el final del recorrido en esa misma ciudad:
El primer día de circuito comienza temprano para aprovechar al máximo la jornada. Nuestro chófer os recogerá puntual allá donde indiquéis, ya sea el hotel de la ciudad o cualquier otro punto. Y ya a bordo de nuestro confortable vehículo, pondremos rumbo a las montañas del Alto Atlas.
Este tramo de cordillera es el más alto del país, con el Jbel Toubkal como ‘techo’ de Marruecos. Pero nosotros lo cruzaremos por su parte más asequible: el puerto de Tizi n’Tichka, a unos 2.260 msnm, altitud suficiente para deleitarse con la vista al coronar y verse rodeados de nieve en época invernal.
La cara sur de esta cordillera es más árida, anticipando el paisaje desértico que nos acompañará de ahora en adelante. La primera parada tras el descenso será el ksar de Ait Ben Haddou, un pueblo fortificado declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Razones no le faltan: es el mejor ejemplo de arquitectura tradicional y defensiva que nos ha legado la civilización bereber. Desde dentro y desde fuera entenderemos su importancia en las rutas caravaneras y el ambiente original que todavía hoy se puede respirar de murallas para adentro.
Nuestra ruta proseguirá hacia el Valle del Dades, cuyo eje es este río estacional. En torno a él se ubican pueblos y pequeñas ciudades con mucho encanto, que cuentan con una humilde agricultura y construcciones en adobe, el material más usado en estas latitudes. Y en este valle está el pueblo que nos ofrecerá la primera cena y el primer descanso nocturno de la ruta: Boumalne Dades, en uno de sus riads con encanto.
La segunda jornada es de largo kilometraje. Y eso es sinónimo de muchas e interesantes visitas y experiencias. La primera parada del día será Tinghir o Tinerhir, una pequeña ciudad enclavada entre elevaciones escarpadas, un palmeral del río Dades y tierras de cultivo, con construcciones en adobe muy características.
A la altura de Tinghir tomaremos el desvío para visitar las Gargantas del Todra, uno de los rincones más sorprendentes de este circuito de 5 días. Se trata de un cañón estrecho y de paredes verticales, formado por este pequeño río, en cuyas orillas se ha habilitado un paseo para admirar este enclave, soñado por fotógrafos y escaladores.
De vuelta a la carretera, el paisaje intercala palmerales con antiguas kasbahs y poblaciones de vida humilde. Erfoud marcará un hito en la ruta, pues nos anuncia la presencia cada vez más cercana del desierto puro y nos invitará a descubrir su gran variedad de fósiles, hallados en los alrededores de esta ciudad. Algunos, de hecho, se remontan a la época de los dinosaurios.
Y poco después, en Merzouga, será el momento de cambiar el vehículo por los dromedarios, no solo por la experiencia en sí de subirse en ellos, sino sobre todo porque es el mejor medio para recorrer las dunas de arena de Erg Chebbi. De esa manera llegaremos al campamento de jaimas de lujo que nos acogerá por esta segunda noche, donde también recibiremos la cena y el proverbial té de bienvenida.
Este rincón del desierto conviene disfrutarlo con todos los sentidos y en todos los momentos del día. Eso incluye el alba y sus instantes inmediatamente anteriores y posteriores, pues configuran un amanecer inigualable. Tras ello, se servirá el desayuno y regresaremos a Merzouga para iniciar la ruta todoterreno de este día.
Khamlia es una de las paradas de esa ruta. Será una visita cargada de folclore, puesto que sus habitantes, principalmente de piel negra, nos deleitarán con su música gnawa, heredada de sus antepasados esclavos y reinterpretada hasta ser reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco.
Tras el concierto, llegará el toque de aventura de la jornada y del circuito: recorreremos pistas de tierra que antaño formaban parte del trazado del París-Dakar. Hoy solo quedan vestigios de minas de kohl y antiguos poblados bereberes o franceses, de época del Protectorado.
Y en esta jornada tan distinta a las demás no podía faltar un toque social y etnográfico, gracias al encuentro con familias nómadas en proceso de sedentarización. Nos contarán y nos mostrarán cuál es su estilo de vida, que mantienen a base de esfuerzo y amor propio.
Sin duda, una experiencia enriquecedora que nos dará vueltas en la mente durante el regreso a Merzouga, en especial cuando nos detengamos en un punto panorámico a contemplar la inmensidad de las dunas de arena y del desierto en general. Se servirá la cena en un hotel perfectamente integrado con el desierto en esa localidad, donde será muy fácil dormir gracias a su tranquilidad.
Después de pasar dos noches en el desierto, es el momento de regresar hacia Marrakech. Pero debido a la lejanía de la ‘ciudad roja’ y a los numerosos atractivos que hay en el camino, será un regreso repartido en dos jornadas.
Así, la primera parada de este día será Rissani. Entre sus grandes atractivos está su medina, testigo aún de escenas más propias de otro tiempo, como su aparcamiento de burros. Su populoso mercado y sus monumentos islámicos, algunos de ellos relacionados con los primeros alauitas (dinastía reinante en Marruecos) son otros lugares de interés para el visitante.
Tras descubrir Rissani, nuestra ruta por carretera recorre kilómetros y kilómetros, pasando por localidades como Alnif y Tazzarine, hasta adentrarse en un enorme palmeral: el del Valle del Draa. De hecho, se considera uno de los más grandes de África, por su extensión de unos 150 km de punta a punta.
Con el impacto de esta explosión de palmeras a ambos lados de la carretera y del río Draa, llegamos poco después a Ouarzazate, donde se encuentra el hotel en el que se servirá la cena y dormiremos esta noche.
El quinto día de circuito es el último, pero tras desayunar y dejar el hotel de Ouarzazate, aún queda una visita más: la de la kasbah de Taourirt, que fue uno de los castillos residenciales que poseyó la familia El Glaoui, una de las más poderosas del país a finales del siglo XIX y principios del XX. La estructura es una perfecta combinación de la sobriedad bereber y el refinamiento árabe, puesto que apuesta por estructuras en adobe con efectos de claroscuro en su exterior, mientras que las estancias interiores están decoradas con azulejos, yeserías y artesonados de madera.
Tras conocer esta sorprendente kasbah, pondremos rumbo a Marrakech por la carretera que asciende hasta el puerto de Tizi n’Tichka. Superado este punto, iniciará el descenso por verdes valles donde surgen pueblos y granjas que se mimetizan con el paisaje de montaña.
A la llegada a Marrakech, os quedará tiempo libre por la tarde si así os encaja en el programa, pues nuestro chófer os dejará en el hotel o en el lugar que le indiquéis. Y tras ello, finalizarán nuestros servicios en este circuito de 5 días por el desierto y su entorno.
5 días dan para mucho. Y más aún si el paquete de viaje incluye estos servicios premium para que solo tengas que preocuparte de disfrutar:
Los siguientes servicios no están incluidos en el paquete de viaje, por lo que tendréis libertad para decidir sobre ellos:
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