Marrakech

Qué ver en Marrakech: cuándo viajar, qué hacer, alojamientos con encanto y viajes de lujo

Si te preguntas qué ver en Marrakech, la respuestas son múltiples y variadas, puesto que estamos ante la ciudad marroquí más atractiva desde el punto de vista turístico, tanto por su belleza (fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) como por su ambiente. Y precisamente por ello, es también una de las mejores ciudades para el viajero premium, al contar con establecimientos y profesionales de la máxima calidad. En esta página te contamos todo lo que debes saber si tienes pensado viajar a este espectacular destino: cuándo viajar a Marrakech, qué hacer, cuáles son los alojamientos con encanto en la ciudad y otros muchos detalles sobre los viajes de lujo a Marrakech. Y todo ello lo podrás disfrutar a lo grande si te pones en las manos de Chic Morocco, una agencia especializada en esta ciudad y en los servicios más exclusivos.

Tabla de contenidos

¿Dónde está y cuándo viajar a Marrakech?

Antes de entrar a enumerar qué ver en Marrakech, conviene saber dónde está. Y eso, como veremos, influye directamente en otro aspecto fundamental: cuándo viajar a Marrakech, pues hay épocas mucho más propicias que otras para disfrutar de este destino.

Marrakech es una ciudad situada en el sur de Marruecos, pero al norte del Alto Atlas, la cordillera más allá del país, desde la cual se extienden hacia el sur los valles presaharianos y el desierto. Por ello, tienen mucho encanto las imágenes que muestran el contraste de un paisaje de palmeras con montañas nevadas al fondo, en la lejanía.

No obstante, el área de Marrakech es bastante árida y en sus alrededores encontramos zonas desérticas, ya sea desde un punto de vista demográfico como natural, como puede comprobarse por ejemplo en el desierto de Agafay (que representa una de las excursiones que hacer en Marrakech, como mostramos más abajo). 

Marrakech es la capital de la región Marrakech-Safi y tiene alrededor de 1 millón de habitantes, que la sitúan entre las 5 más grandes de Marruecos en lo que a población se refiere. No obstante, se trata de la ‘capital turística’ del país, pues es la que más visitantes recibe al año: más de 3 millones.

Conviene saber cuál es el clima de la región, pues eso determina cuándo viajar a Marrakech. Dicho clima está catalogado de semiárido, lo que implica inviernos suaves y veranos muy cálidos y secos. En la temporada invernal, los termómetros rara vez bajan de los 6ºC por la noche, mientras que en la época cálida los termómetros superan los 40ºC con normalidad en las horas centrales del día. 

Las precipitaciones se concentran de septiembre a abril, con menos de 60 días lluviosos al año. No obstante, esas lluvias casi nunca son copiosas, pues las precipitaciones anuales no llegan a los 300 mm. Esas precipitaciones son en forma de nieve en las montañas del Alto Atlas, por ello una de las cosas que hacer en Marrakech durante el invierno es esquiar, como comentamos más abajo. Además, ver las cumbres de estas montañas cubiertas de nieve es siempre una estampa encantadora.

También conviene tener en cuenta otro factor climático: su altitud es de 466 msnm. Y su distancia al mar es considerable: unos 170 km. Todo ello hace que la humedad sea baja y que la oscilación térmica entre la noche y el día sea muy grande, en ocasiones de más de 15ºC. Es decir, tras el mediodía las temperaturas son muy altas, pero cuando se pone el sol el ambiente se templa o, incluso, se vuelve relativamente frío.

Con estos condicionantes climáticos, cabe preguntarse cuándo viajar a Marrakech. Y se puede deducir que tanto el invierno como la primavera y el otoño son épocas muy adecuadas para visitar esta ciudad y sus alrededores. Por el día, que es momento propicio para hacer turismo, el ambiente es cálido y agradable. Y por la noche, una chaqueta (más o menos gruesa según la época) será suficiente para combatir la bajada de las temperaturas.En verano, nada impide viajar hasta aquí, pero conviene redoblar los cuidados para protegerse del sol y del calor: mantener una buena hidratación, usar protección solar y gafas de sol, etc. Manteniendo esas precauciones, muchos son los turistas que reservan sus viajes de lujo a Marrakech en julio y agosto, especialmente si se alojan en riads y hoteles con su correspondiente piscina, donde pueden refrescarse en las horas más tórridas del día.

Cómo llegar a Marrakech

¿Cómo llegar a Marrakech?

Marrakech está muy bien conectada con otras ciudades marroquíes y con otros destinos internacionales, lo que facilita el acceso directo desde el extranjero o desde cualquier otro rincón del país. Por ese motivo, la ciudad es lugar de inicio y/o fin de circuitos, pero también un destino de escapada de varios días desde cualquier punto de la geografía europea.

Cómo llegar en avión a Marrakech

Cuenta con un gran aeropuerto, el de Marrakech-Menara, que mueve más de 6 millones de pasajeros al año. Hasta aquí llegan aviones de las principales ciudades y capitales de Europa, así como algunas de Oriente Medio, como por ejemplo Madrid, Viena, Roma, París, Londres, Berlín, Tel Aviv, Jeddah o Estambul. Los trayectos desde muchas de esas ciudades son relativamente cortos: desde Madrid, por ejemplo, el vuelo dura apenas 2 horas. Y desde París, 3 horas y cuarto. Eso hace que numerosos turistas realicen un viaje corto para descubrir todo lo que hay que ver en Marrakech en un fin de semana o en un puente.

El aeropuerto de Marrakech-Menara (RAK), además, se encuentra muy cerca del centro de la ciudad: a poco más de 6 km de la Plaza de Jemaa el Fna, una distancia que se suele completar en apenas 15 minutos de tiempo, por lo que reservar un transfer privado desde la terminal hasta el hotel supone una opción al alcance de cualquiera. 

Cómo llegar en tren a Marrakech

Marrakech también dispone de una gran estación de tren, servida por diferentes líneas locales y nacionales de ferrocarril. La principal línea es la que llega directamente a Fez, vía Casablanca: son más de 15 las salidas que se producen cada día. La ciudad de Tánger, en el extremo norte del país, también está conectada con Marrakech de manera directa mediante el tren, aunque con dos salidas diarias, aproximadamente. 

A nivel local, uno de los trenes más demandados es el transfer directo con el aeropuerto de Mohammed V de Casablanca, lo que facilita aún más el acceso a viajeros extranjeros. Por otro lado, está proyectada la tercera línea de alta velocidad del país, que conectará Marrakech con Casablanca al norte y con Agadir al sur, disminuyendo considerablemente el tiempo de cada trayecto.

Cómo llegar por carretera a Marrakech

Por supuesto, muchos son los viajeros que llegan por carretera a la ciudad, ya sea en alguna de las numerosas rutas de autobús que recalan en la Estación de Supratours, o bien en coche privado, pues por la ciudad pasan varias autovías regionales y nacionales: A3, N8, N9…

Esta es una lista de distancias que separan a Marrakech de otros destinos turísticos: 

  • Essaouira: 190 km
  • Ouarzazate: 190 km
  • Casablanca: 240 km
  • Agadir: 260 km
  • Rabat: 320 km
  • Asilah: 530 km
  • Fez: 530 km
  • Merzouga: 560 km
  • Tánger: 575 km
  • Chaouen: 575 km
  • Alhucemas: 790 km
Cómo llegar a Marrakech

Marrakech: historia y contexto

Para poder apreciar y admirar todo lo que hay que ver en Marrakech, resulta importante conocer su historia y evolución hasta hoy. Lo primero que debes saber es que forma parte del grupo de las Ciudades Imperiales: así se llama a las ciudades que, en algún momento de su historia, fueron capitales del reino de Marruecos o de algún reino considerado precedente de lo que hoy es este Estado. Y Marrakech acompaña a Fez, Rabat y Meknes en este selecto grupo porque fue capital en tiempos del imperio almorávide, que acabó conquistando buena parte del norte de África y el sur de España, pero también con sus sucesores almohades y con los sultanes de la dinastía saadí.

Fueron los almorávides quienes fundaron la ciudad: a mediados del siglo XI crearon aquí un campamento que, con el tiempo, se dotó de murallas y kasbah. En estos primeros momentos, los personajes más importantes fueron el caudillo Abu Bekr, su sobrino Yusuf Ibn Tasfin y su hijo Ali ibn Yusuf, pero la ciudad se vio enriquecida enormemente por sus sucesores. Hasta aquí llegaban artistas y arquitectos procedentes de Córdoba, la refinada capital del antiguo Califato Omeya, recientemente descompuesto. Y en este periodo se construyeron murallas, canales subterráneos de riego, edificios públicos, una kasbah, etc. Por ejemplo, uno de los monumentos que ver en Marrakech es la Qubba o Cúpula almorávide.

Sin embargo, desde 1121 Marrakech experimentó el turbulento cambio de gobernadores: los almohades sustituyeron a los almorávides, tras un conflicto encarnizado entre ambas facciones. Pero cuando la situación se apaciguó, las obras de reconstrucción devolvieron a Marrakech su esplendor, con construcciones que aún hoy podemos admirar. Entre ellas destacan la mezquita de la Kutubia, otro de los monumentos imprescindibles que ver en Marrakech, aunque sólo sea exteriormente, pues la entrada está vetada a los no musulmaenes. Algunos nombres importantes ligados a este periodo fueron Abd el-Mumen, Abu Yacub Yusuf y Yacub al-Mansur. Fue también una época muy rica culturalmente, atrayendo a personalidades como Averroes, muerto aquí en 1198.

Pero el declive almohade, provocado en parte por las derrotas en la Península Ibérica (Batalla de las Navas de Tolosa de 1212), provocó también el declive de su capital. Eso hizo que a mediados del siglo XIII fuera tomada por los meriníes que dominaban Fez, trasladando a ella la capital del reino. 

Marrakech asumió entonces un papel más secundario e incluso decadente, al menos hasta su conquista por parte de la dinastía saadí a comienzos del siglo XVI. Con esta nueva estirpe, la ciudad recobró la capitalidad y también su esplendor, siendo un importante nodo de las rutas caravaneras del Sahara, especialmente en tiempos de Ahmed al-Mansur a finales de esa centuria. Y se construyeron nuevos y magníficos palacios, entre ellos una residencia imperial y el gran panteón de la dinastía: las tumbas saadíes, otra joya que ver en Marrakech y que fue rehabilitada hace poco tiempo, pues tras el terremoto de 2023 sufrió importantes daños.

La dinastía sucesora, la alauita (actualmente en el trono), mantuvo la capital en Marrakech al principio, pero más tarde se la llevó a Meknes primero y a Fez después, de modo que ya nunca más retornó a Marrakech. En cambio, muchos de sus monarcas no renunciaron a pasar largas temporadas en esta ciudad y a invertir en ella en forma de grandes infraestructuras y edificios, como el Palacio Badi… hasta que fue saqueado y desmontado en época de Moulay Ismail.

Ya en el siglo XX, Marrakech, que era víctima de luchas intestinas por el poder, no se opuso en exceso a la llegada de las tropas francesas, quedando el pachá de Marrakech, Thami El Glaoui, como hombre fuerte en la región y aliado del Protectorado Francés, hasta prácticamente la declaración de independencia del país.

Hoy es una ciudad que vive en buena medida del turismo y se encuentra a la vanguardia de este sector, con una relevancia cada vez mayor de los servicios premium, como te mostramos más abajo. Por ello, los viajes de lujo a Marrakech están en pleno auge y las actividades a realizar son cada vez más variadas.

Qué ver en Marrakech

Motivos para viajar a Marrakech

No sólo hay muchas cosas que ver en Marrakech, sino también muchas cosas que hacer, y todo ello con unos estándares de calidad cada vez más elevados. La ciudad se arma de razones para convencer al visitante: son muchos sus atractivos, y para todo tipo de perfiles. Estas son algunas que te convencerán. ¡Acertarás eligiendo este destino inolvidable!

  1. Su medina es una de las más vivas de Marruecos: en la plaza de Jemaa el-Fna y en las callejuelas de la medina, la vida popular bulle a todas horas. Te atrapará su energía a cada paso
  2. Es una de las mejores ciudades para disfrutar del lujo, pues hay numerosos alojamientos con encanto en Marrakech, boutiques exclusivas y otros establecimientos dirigidos al turista premium
  3. Cuenta con monumentos históricos de primer nivel, que no solo nos hacen viajar a su época más gloriosa, aquella en la que fue capital del reino, sino también a tiempos más recientes pero igualmente refinados
  4. Es una buena ciudad para los amantes del arte: hay muchos museos que ver en Marrakech y, de hecho, alberga algunos de los mejores del país, tanto en artesanías tradicionales como en artes plásticas modernas, sin olvidar otras disciplinas como la moda y la fotografía. Además, cuenta con galerías que harán las delicias de los coleccionistas
  5. La gran variedad de tiendas de artesanía la convierten en un destino ideal para realizar compras tradicionales: productos textiles, trabajos de orfebrería, cerámicas y otros muchos ejemplos
  6. Es un magnífico punto de inicio para lanzarse a explorar el desierto: para llegar hasta él necesitarás atravesar las montañas del Atlas, lo que supone una hermosa experiencia en sí misma. Y para los que no quieran realizar un trayecto tan largo, el desierto de Agafay se presenta como una interesante alternativa más cercana
  7. Existen numerosas cosas que hacer en Marrakech, para todo tipo de perfiles: actividades de ocio para familias, experiencias románticas para parejas, propuestas relacionadas con la naturaleza… Sin duda, el sector turístico de la ciudad ha sabido desarrollar propuestas de lo más variado, que también incluyen hammams de alto nivel, festivales de música y cine, excursiones de aventura… y mucho más
  8. La gastronomía de Marrakech es una de las más prestigiosas de Marruecos, no sólo por los platos y dulces locales que puedes encontrar en sus locales, sino también porque hay una gran presencia de otras cocinas del país, puesto que aquí viven marroquíes de todos las regiones

Qué ver en Marrakech

El listado de cosas que ver en Marrakech es interminable. Muchos de los atractivos se concentran en la medina y su entorno más inmediato, pero también hay monumentos dignos de visitar en otros barrios menos céntricos. A continuación mencionamos lugares de enorme interés que no deberían faltar en tu hoja de ruta.

Qué ver en Marrakech

Medina, kasbah y su entorno

La medina de Marrakech es una de las más grandes de Marruecos y, por ello, cuenta con numerosos atractivos a visitar, ya sea en forma de construcciones históricas o de espacios abiertos como plazas y barrios. De hecho, está declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, dada la riqueza patrimonial que atesora.

La construcción más histórica y monumental es probablemente la mezquita Koutoubia, visible desde muchos puntos de la ciudad. Fue construida por los almohades en el siglo XII, y es por ello que su esbelto minarete recuerda a otras dos grandes torres de la época, que también fueron proyectadas como alminares: la Torre Hassan de Rabat y la Giralda de Sevilla. Alcanza los 66 metros de altura.

Por desgracia, los no musulmanes se tienen que conformar con contemplarla desde fuera, pues el acceso está reservado a creyentes. Así ocurre con otras interesantes mezquitas que ver en Marrakech, como son las de la Kasbah, Ben Yousef, Bab Dukkala, el-Muassine, Sidi Mulay el-Ksur, repartidas por diferentes puntos del centro histórico.

Las madrasas son otro tipo de construcción religiosa que todo turista tendría que ver en Marrakech durante su viaje. Se trata de escuelas coránicas donde se formaba a imanes y a otras personalidades relacionadas con el Islam. Su interés radica en la exquisita decoración que se desplegaba en ellas, con un gran patio central recubierto de cerámica, yeserías y elementos en madera. Algunas como la de Ben Youssef permiten al visitante moverse por el edificio y llegar, por ejemplo, al refectorio o a las habitaciones-celdas de los estudiantes.

También se conservan zagüías (o zaouías), que son complejos religiosos asociados a la rama sufí, donde se conserva la tumba de un personaje carismático. Por tanto, actúan como mausoleo, pero también cuentan con dependencias a modo de hospedería, escuela y demás. La más importante que ver en Marrakech es la de Sidi ib Sliman el-Jazuli.

Los sultanes de diferentes dinastías embellecieron la ciudad con edificios reales y civiles. El ejemplo más espectacular de todos es, quizás, el Palacio Bahia: no era un palacio real como tal, pero sí la residencia de los grandes visires de los sultanes Mohammed IV y Abd al-Aziz (dinastía alauita) en la segunda mitad del siglo XIX. Aunque la mayor parte del mobiliario y la decoración se ha perdido con el tiempo, mantiene el esplendor en sus patios repletos de azulejos y en sus techumbres de madera.

El Palacio Badi es anterior: de la época de la dinastía saadí, en el siglo XVI, bajo la dinastía saadí. Por desgracia, ha llegado hasta nosotros en estado ruinoso, pero un paseo por su recinto permite imaginar cuál fue el nivel de poder y refinamiento que alcanzaron dichos sultanes, cuando gobernaban el reino desde aquí.

No es casualidad, por tanto, que los sultanes saadíes eligieran esta ciudad para su panteón real: las Tumbas Saadíes, que son uno de los grandes monumentos que ver en Marrakech. Su interior no sólo impresiona por la clásica combinación de cerámica, yeso y madera, sino que también se pueden identificar elementos en mármol llegado del extranjero, incluido el famoso mármol de Carrara de Italia. Curiosamente, su acceso fue tapiado en tiempos del sultán Moulay Ismail (alauita, del siglo XVII) y no fueron redescubiertas hasta 1917, época del Protectorado Francés.

Por último, a los almorávides (fundadores de la ciudad) se debe la construcción de la Qubba o Cúpula almorávide, recientemente restaurada. Data de comienzos del siglo XII y aún no está clara su función (probablemente un espacio para las abluciones), pero merece la pena conocer la decoración vegetal del interior, inspirada en buena medida por la arquitectura omeya de Córdoba.

La medina, por cierto, está amurallada. Y la muralla se conserva muy bien, edificada en ladrillo rojo, el color característico de la arquitectura local. En dicha muralla se incluyen varias puertas de acceso. Para admirarla, lo ideal es realizar un tour panorámico por los bulevares exteriores a la medina, ya sea a pie, en coche o incluso en calesa. Algunas de las puertas de la muralla (bab, en árabe) son Bab Agnau, Bab Berrima, Bab ed-Debbagh, Bab Alien, Bab Dukkala y Bab er-Rob.

Mención especial merece la Plaza de Jemaa el-Fna: se trata de un gran espacio abierto a las puertas de la medina y representa un atractivo turístico en sí mismo. No en vano, fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, gracias a su animado ambiente a todas horas del día. En sus puestos se entremezclan los sonidos del gentío popular, los músicos y los oradores, los aromas de especias y otras materias primas para la cocina, los colores de artesanías variadas… y en definitiva, la vida misma de un pueblo lleno de energía.

Qué hacer en Marrakech

Qué ver en el Marrakech moderno: Gueliz

Marrakech también tiene su barrio moderno: Gueliz. Y en este caso, es el epicentro del Marrakech más sofisticado y premium, no solo porque sus calles y avenidas son más espaciosas y desahogadas, sino también porque aquí tienen sus tiendas las marcas más exclusivas y los establecimientos más chic. Es decir: un lugar de paso obligado en los viajes de lujo a Marrakech.

Pero además, cuenta con algunos lugares de interés desde un punto de vista turístico. Y dado que su génesis se dio en el siglo XX, cuando el urbanismo de la ciudad integró los nuevos planteamientos de los ensanches y ville-nouvelle de otras ciudades marroquíes y europeas, dichos lugares de interés son principalmente jardines.

 Los jardines más exuberantes y fascinantes son, quizás, los de Majorelle. Se llaman así por el artista que concibió este espacio, el pintor francés Jacques Majorelle en 1924, residente en esta ciudad. Era el jardín de su chalet-taller (que hoy es un museo, motivo por el que lo encuadramos en el siguiente apartado) y se puede visitar independientemente a él. Desde finales del siglo XX está ligado a Yves Saint-Laurent y su pareja Pierre Bergé, que adquirieron la finca para conservarla y abrirla al público.

En cualquier caso, si quieres añadir el Jardin Majorelle a tu lista de cosas que ver en Marrakech, ten en cuenta que es un espacio de pequeñas dimensiones y conviene reservar con antelación, pues no siempre hay disponibilidad de entradas. Se trata de un frondoso pulmón verde en el centro de la ciudad, repleto de especies xerófilas como cactus, pero también plantas y flores típicas de África y latitudes meridionales, como nenúfares, palmeras o jazmines. La suma del verde de las plantas, el colorido de las flores y el azul del chalet-taller supone una explosión cromática que hará las delicias de cualquiera.

Otro cariz tienen los jardines de Menara: aunque el pabellón que preside el estanque central data de 1870, el recinto ajardinado tiene su origen en época almorávide. A diferencia del Jardín Majorelle, no destaca por su frondosidad. De hecho, la mayor parte del espacio se puede considerar una huerta y se compone de alineaciones de olivos, por lo que no proporciona demasiada sombra. Sin embargo, lo incluimos en esta lista de cosas que ver en Marrakech por su historia y por el novedosos sistema de abastecimiento de agua: qanats subterráneos, que traían el líquido elemento desde las montañas del Atlas, a unos 30 km de distancia.

Un sistema de qanats o viajes de agua también fue utilizado para hacer posible los jardines de Agdal, de época almohade (siglo XII). En este caso, la densidad de su vegetación es aún mayor, pues tuvo una función agraria y económica: este gran huerto cuenta con plantaciones tupidas de naranjos, higueras, granados y otros árboles frutales. Su extensión es enorme (340 hectáreas, aproximadamente). Se encuentra en la zona sur de la ciudad.

Museos de marrakech

Museos de Marrakech

Además de todo ello, en este apartado de Qué ver en Marrakech, debemos hacer mención a los muchos y buenos museos que alberga la ciudad, dispersos por distintas zonas, que harán las delicias de los viajeros más culturales. 

Para muchos, el principal museo que ver en Marrakech es, precisamente, el que lleva su nombre: el Museo de Marrakech. Se trata de un gran centro expositivo acerca de las artes tradicionales del país, como la madera o la cerámica, pero también organiza exposiciones temporales de otro tipo. El edificio donde se ubica es digno de conocerse: el antiguo palacio residencial de Mehdi Mnebhi, que a finales del siglo XIX fue ministro de defensa del sultán Moulay Abdelaziz.

Otros museos albergan interesantes colecciones de objetos de arte y artesanías locales, como joyas, armas, tejidos o instrumentos: son la Maison Tiskiwin y el Museo Dar Si Said, éste último en otro espectacular palacio residencial: el del gran visir Si Sa’id ibn Musa, construido a finales del siglo XIX.

También es un museo con tintes folclóricos y etnográficos el Museo Bereber de los Jardines Majorelle. Ubicado en el chalet-taller de Jacques Majorelle, construido siguiendo los postulados modernos que puso en boga Le Corbusier a comienzos del siglo XX. En su interior se expone una rica colección de objetos y artesanías del pueblo bereber, etnia que fue fundamental en la conformación de Marruecos como país y que todavía sigue abarcando a cerca de un tercio de la población del país. 

Muy distinto es, en cambio, el Museo de Yves Saint-Laurent: el diseñador francés nacido en Argelia, que mencionamos más arriba por su relación con la ciudad y el Jardín Majorelle, es el protagonista de uno de los museos de moda más interesantes del mundo. Aquí se exponen outfits históricos o inéditos, así como fotografías y documentos biográficos. Todo ello en un edificio moderno y elegante, hecho principalmente de ladrillo e integrado a la perfección con el entorno.

Antes de cerrar este apartado sobre los museos que ver en Marrakech, no podemos dejar de mencionar otros que resultarán interesantes para los amantes del arte:

  • MACMA: Museo de Arte y Cultura de Marrakech. Se trata de un museo privado ubicado en el barrio de Gueliz, con una gran diversidad de obras en exposición: desde artesanías tradicionales del país a cuadros orientalistas, fotografías de grandes viajeros y obras contemporáneas de los últimos creadores
  • Museo Farid Belkahia: dedicado a este gran artista marroquí, renovador de la escena cultural local. Se muestran, sobre todo, obras de toda su carrera, siendo así el mejor lugar para descubrir su estilo y genio creador
Viaje de lujo a Marrakech

Viajes de lujo a Marrakech: qué ofrecen

Como decíamos, los viajes de lujo a Marrakech están en pleno auge, pues aunque sigue conservando una parte popular y modesta, la ciudad también cuenta con una cara más moderna y exclusiva, que deleita a quienes solo se conforman con lo mejor. En los últimos años se ha dotado de infraestructuras modernas en lo que se refiere al transporte y las comunicaciones. Pero sobre todo, ha habido un boom de inversión privada que ha apostado por la construcción de hoteles de 5 estrellas, la rehabilitación de riads históricos y la apertura de recintos orientados al segmento más elevado, como los campos de golf.

Por todo ello, el lujo está cada vez más presente en las calles de la ciudad, especialmente en barrios como Gueliz, pero también en rincones icónicos del centro, ya sea en forma de tiendas de moda, restaurantes refinados y hoteles-resort, por citar sólo algunos ejemplos de la lista de propuestas en los viajes de lujo a Marrakech.

Esa lista de propuestas se amplía y se actualiza con el paso del tiempo, por lo que te sugerimos que nos consultes antes de organizar tu viaje, de modo que podamos asesorarte sobre los establecimientos más de moda en cada momento. 

Por lo que respecta a la gastronomía, acudir a un restaurante es un buen plan que hacer en Marrakech. Sobre todo para los interesados en la cocina de autor, pues esta ciudad está considerada como la más importante en lo que a alta cocina se refiere. Como te contamos en este post de nuestro blog, aquí se ubican algunos de los restaurantes incluidos en el MENA’s 50 Best, que hace referencia a la región de Medio Oriente y Norte de África (Middle East and North Africa, por sus siglas en inglés). Y la lista es susceptible de ampliarse, incluyendo, por qué no, alguna Estrella Michelín.

No menos interesantes son los restaurantes o los bares con una terraza panorámica. Como te contamos en este otro post, son muchos los locales que han sabido explotar este atractivo turístico. De esta manera, mientras se disfruta de una cena, un aperitivo o simplemente un té o un café, el turista puede deleitarse con unas vistas privilegiadas de la ciudad, en cuyo skyline sobresale el minarete de la Koutoubia y otros alminares característicos de la medina. Y, en algunos casos, las cumbres nevadas del Alto Atlas.

En lo que se refiere al ámbito comercial, las tiendas se han convertido en un gran atractivo en los viajes de lujo a Marrakech. Como decíamos, el barrio de Gueliz es un epicentro para los amantes de las firmas de moda internacional, pues aquí se dan cita marcas de nivel medio-alto, como Zara, Adidas o Lacoste. En cambio, quienes buscan el segmento más elevado, encontrarán locales de su gusto en el barrio de Hivernage, en torno al Casino.

Y no cabe duda de que los campos de golf son otro pilar en los viajes de lujo a Marrakech. Han sido muchos los que se han abierto en torno a la ciudad en los últimos años, y eso da cuenta de la modernidad de sus instalaciones y del buen estado que tienen sus greens, diseñados con las últimas innovaciones a nivel de riego y con las últimas tendencias en lo que a paisajismo y dinámica de juego se refiere. En la lista destacan campos como Al Maaden Golf, el Royal Golf de Marrakech, el Palm Golf Marrakech Ourika, el Samanah Golf, el Amelkis Golf Club, el Noria Golf Club, el Assoufid Golf Club o el Atlas Golf Marrakech.

Y más allá de todas estas propuestas, que están destinadas al deleite, el ocio y el disfrute, cabe recordar que los viajes de lujo a Marrakech se apoyan en otros servicios premium imprescindibles. Es el caso de los alojamientos con encanto, a los que hacemos referencia más abajo, pero también al transporte: agencias como la nuestra emplean vehículos confortables y exclusivos, con chóferes profesionales y plena disponibilidad para que cualquier trayecto sea una experiencia placentera.

Experiencias en Marrakech

Qué hacer en Marrakech: experiencias únicas

Hay tanto que hacer en Marrakech que resulta imposible aburrirse durante el viaje. Las propuestas son numerosas y variadas, y abarcan todos los perfiles de turista: familias con hijos pequeños, parejas en viaje romántico, grupos profesionales… Y todas ellas tienen en común que están disponibles para el segmento más premium. 

En el plano del bienestar, el gran símbolo de la exclusividad marrakechí son los hammams: estos baños públicos, que antaño servían para la higiene personal de las capas más humildes de la sociedad local, se han renovado para ofrecer un servicio de wellness completo, basándose igualmente en esta tradición tan difundida en el mundo árabe. Se trata de termas con piscinas y salas a varias temperaturas, lo que facilita la eliminación de toxinas. Y en dependencias anejas se puede disfrutar de masajes de todo tipo: desde las técnicas más novedosas y avanzadas a tratamientos basados en el aceite de argán, producto realmente típico del país. 

Otra actividad que hacer en Marrakech (y en ningún otro lugar de Marruecos) es dar un paseo en globo al amanecer. Efectivamente, este es prácticamente el único destino turístico que ofrece este tipo de experiencia, que requiere de unas condiciones ambientales y geográficas especiales. Y Marrakech las tiene: un clima estable y un entorno amplio y llano, donde poder despegar y aterrizar sin problemas. No obstante, a escasos 30 km se encuentran las montañas del Alto Atlas, de modo que el paseo por los cielos permitirá no sólo contemplar la ciudad en miniatura a los pies, sino también las cumbres más elevadas del país en la lejanía. Para realizar estos paseos, la cita se da bien temprano para poder despegar con las primeras luces del día y disfrutar así de una estampa única y conmovedora, en condiciones de seguridad.

Si te preguntas qué hacer en Marrakech por la noche, descubrirás que la ciudad tiene una animada oferta de ocio, con discotecas y bares modernos, para todos los gustos. Pero los que busquen algo más organizado y característico, una buena propuesta pueden ser las cenas con espectáculos tradicionales. Los lugares en los que se ofrecen estos planes son restaurantes de la ciudad o incluso en los campamentos de Agafay, y suelen incluir un menú típico del país y un show, como por ejemplo danza del vientre, música gnawa o números con fuego.

La gastronomía es también un buen plan. Y no sólo para comer, sino también para cocinar: en restaurantes y locales especializados se ofrecen clases de cocina a modo de masterclass, de varias horas de duración, en las que se pueden aprender y poner en práctica las recetas más tradicionales del país: desde los clásicos tajines y cuscús hasta el omnipresente té verde o delicias de la repostería marroquí.

Los alrededores de la ciudad ofrecen muchas excursiones interesantes: la distancia a recorrer es corta, de modo que se puede ir y volver en el mismo día, por lo que resultan ideales para las jornadas libres de cualquier circuito. El Valle de Ourika es un buen ejemplo de ello: se trata de un rincón húmedo y fértil en la ladera norte de las montañas del Alto Atlas, con aldeas bereberes, senderos llenos de encanto y cascadas que suponen todo un deleite para los sentidos, especialmente en primavera.

Otra excursión que hacer desde Marrakech es la del desierto de Agafay. Su principal atractivo es, precisamente, su cercanía, pues para llegar hasta él no hace falta cruzar las montañas del Atlas, al contrario de lo que ocurre si se desea viajar hasta el Sahara profundo (Merzouga, Zagora, etc.). A menos de 30 km y en menos de 45 minutos, es posible disfrutar del encanto que ofrece el desierto, en este caso no de dunas sino de hammada. Más allá de la encantadora experiencia de alojarse en un campamento de jaimas (de las que hablamos más abajo), en Agafay es posible realizar actividades asociadas a este entorno tan árido.

Una de esas actividades son las rutas en quad o 4×4, recorriendo así pistas de arena para experimentar la adrenalina de un rally o la aventura de un safari. Otra actividad más calmada pero igualmente evocadora es el paseo en dromedario: desde los campamentos del desierto salen rutas en este noble animal, con duraciones variadas y aptas para todos los miembros de la familia, incluidos los niños pequeños. Estos paseos, por cierto, también se ofrecen en otros rincones emblemáticos de la ciudad, como el palmeral, al norte de la ciudad.

Marrakech es una ciudad de contrastes. Por ello no debe sorprender que, además de adentrarse en el desierto, aquí sea posible también disfrutar de la nieve. Concretamente, en las montañas del Alto Atlas durante el invierno, donde se ubica la estación de esquí de Oukaimeden: ubicada a más de 3.000 metros de altitud, cuenta con una veintena de pistas, de las cuales 2 son negras. Se ubica a unos 80 km del centro de la ciudad, a una hora y media de coche, aproximadamente.

Por último, como decíamos más arriba, el golf es otro plan en auge. Y no sólo está disponible para los jugadores más experimentados, sino también para quienes se inician en este deporte: si crees que Marrakech puede ser un buen lugar para aprender y progresar en el golf, puedes aprovechar tu viaje y elegir uno de los club de la ciudad para recibir clases adaptadas a tu nivel.

Alojamientos con encanto Marrakech

Alojamientos con encanto en Marrakech

Los viajes de lujo a Marrakech serían incompletos si los alojamientos no estuvieran a la altura. Y la buena noticia no es sólo que sí lo están (e incluso superan las expectativas de los más exigentes), sino que además responden a diferentes tipologías, algunas de ellas de lo más característico y tradicional.

Sin duda, los alojamiento con más encanto en Marrakech son los riad: con esta palabra se hace referencia a los edificios históricos de la medina que antaño estaban habitados por familias humildes pero que se han adaptado a los nuevos tiempos para brindar el máximo confort y privacidad. Siempre cuentan con un patio bien decorado, ambientado con plantas y ‘regado’ por una fuente o acequia, desplegando así la filosofía de los jardines andalusíes, que tratan de evocar la paz y el sosiego del Edén. En estos riad, el número de habitaciones es reducido, potenciando así la tranquilidad durante el viaje, y su ubicación es siempre muy céntrica.

Pero si lo que buscas es un hotel al modo occidental, tampoco será un problema dar con él: hay muchos alojamientos con encanto en Marrakech que pertenecen a grandes cadenas hoteleras estadounidenses, españolas, asiáticas o de Medio Oriente, por citar algunos ejemplos del afán inversor de las multinacionales en la ciudad. En ellos, los estándares de calidad son los más altos y, dado que se ubican en instalaciones de gran tamaño, la lista de servicios adicionales es muy completa: desde gimnasios a salas de convenciones, pasando por pistas de tenis y centros de wellness. Y como muchas de estas cadenas apuestan por el modelo de resort, espacios como la piscina y el solarium son imprescindibles.

No sólo hay alojamientos con encanto en Marrakech, sino también en sus alrededores. Uno de los más genuinos es el campamento de jaimas bereberes: estas tiendas de lona, a pesar de estar montadas en pleno desierto (en este caso, el de Agafay), cuentan con todas las comodidades, tanto en la habitación como en el baño. Y la emoción de pernoctar en medio de la nada, bajo un cielo repleto de estrellas y un silencio abrumador, otorgan a la experiencia un plus inigualable. Los campamentos más modernos cuentan incluso con una piscina, ideal para refrescarse en las horas más cálidas del día, aunque por la noche las temperaturas bajan considerablemente. Para combatir este descenso térmico, nada mejor que una acogedora hoguera comunal en torno a la que reunirse para cenar o presenciar un espectáculo.

Por último, los que no tengan problemas en alejarse un poco más de la ciudad, pueden valorar la opción de las kasbahs: antiguos castillos bereberes hechos en adobe que han sido rehabilitados para convertirse en auténticos alojamientos con encanto cerca de Marrakech. Sus vistas hacia el entorno, que antaño tenían una función defensiva, ahora son un auténtico regalo para los ojos y para el ánimo de cualquier huésped.

Como ves, hay mucho que ver en Marrakech y mucho que hacer en la ciudad y sus alrededores. Así que si necesitas ayuda para configurar una experiencia 5 estrellas en Marrakech, puedes contactar con Chic Morocco: conocemos al dedillo esta ciudad y reservaremos los servicios premium que merece tu viaje. Deja en nuestras manos las cuestiones fundamentales de la organización, como el transporte, el alojamiento y los restaurantes, y haremos que tu estancia en este destino esté a la altura de tus expectativas.

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