Recorrer el Valle del Dades es una de las opciones preferidas entre quienes viajan al desierto del Sahara (Merzouga) desde Marrakech. Su belleza natural se compone de montañas y gargantas rocosas de colores cálidos, así como de oasis que salpican el terreno de cuando en cuando. A ello se unen las construcciones históricas que sobreviven de manera imponente, como por arte de magia. En su conjunto, es una zona de Marruecos que se puede concebir como un todo, puesto que sus pueblos y rincones naturales comparten características que podrás descubrir por carretera.
El Valle del Dades es una extensa zona al sur del Atlas, en lo que se conoce como área presahariana, puesto que supone la antesala del desierto del Sahara propiamente dicho. Tiene como eje vertebrador al río Dades, que nace en el Alto Atlas (valle alto de Msemrir) y desemboca en otro río, el Draa, en las cercanías de la ciudad de Ouarzazate. Sin embargo, se trata de un río altamente estacional, lo que propicia que muchos de sus tramos carezcan de agua en los meses más secos.
Lo que a nivel turístico se conoce como Valle del Dades comprende una zona de unos 180 km que va desde el entorno de Tinghir (valle secundario del Todra) hasta Ouarzazate, en la región de Draa-Tafilalet. El valle tiene una configuración noreste-suroeste, y por ahí discurre precisamente la carretera N10.
Se trata de una zona con una densidad de población muy baja, como ocurre en toda el área presahariana al sur del Atlas. Por ello, las comunicaciones de transporte público son muy escasas, por no decir inexistentes en muchos de sus puntos.
La gran puerta de entrada al Valle del Dades es Ouarzazate, que cuenta con un aeropuerto internacional en sus inmediaciones. Pero dado el limitado tráfico de rutas aéreas y la inexistencia de líneas de ferrocarril, lo más habitual es llegar hasta aquí por carretera desde Marrakech, atravesando el Alto Atlas por el puerto de Tizi n’Tichka.
Estas son las distancias que separan Ouarzazate de otros destinos turísticos del país:
Y estas son las distancias que separan Tinghir, en el otro extremo del Valle del Dades, de otros destinos turísticos del país:
El clima del Valle del Dades es árido en cuanto a precipitaciones, por su cercanía al desierto del Sahara. Pero conviene tener muy presente un factor clave en sus temperaturas: su altitud. Ouarzazate, por ejemplo, se encuentra a 1.150 msnm, mientras que Tinghir está a 1.350 msnm. Esto quiere decir que las oscilaciones térmicas son realmente acusadas entre el día y la noche, con tardes tórridas en verano, pero en invierno las temperaturas pueden llegar a ser gélidas.
En cuanto al paisaje, el Valle del Dades está dominado por montañas rocosas a ambos lados, todas ellas peladas y de un color que varía según la hora del día: naranja, rosa, marrón, amarillo… El curso del río Dades, así como el de algunos afluentes como el Todra, discurre a veces muy encajonado, dando como lugar acantilados y gargantas rocosas realmente estrechas, a modo de desfiladeros.
Cuando el terreno llanea y se aleja del río, surge un paisaje de hammada, es decir, de desierto árido y pedregoso. Y cómo no, también son muy característicos los oasis que surgen en diferentes áreas, donde se concentran los palmerales, árboles frutales, huertos y especies vegetales adaptadas al clima.
El Valle del Dades está formado principalmente por pequeños pueblos que comparten una historia común, ligada casi siempre a las únicas actividades económicas que se desarrollaron en la zona siglos atrás: la agricultura, la ganadería y los servicios asociados a los nómadas que realizaban la ruta caravanera que pasaba por aquí, uniendo Fez o Marrakech con Tombuctú, o bien los pequeños asentamientos bereberes entre sí.
Unas rutas que no estaban exentas de peligros y que, tiempo después de la conquista árabe de la región, fueron recorridas por los ejércitos de las dinastías reinantes en el actual Marruecos (almorávides, almohades, meriníes, alauitas…).
Por ello, a lo largo del Valle del Dades y en los vecinos valles del Draa y de las Rosas, hay una construcción que, literalmente, salta a la vista en numerosas ocasiones: la kasbah, es decir, pequeñas fortalezas que se levantaban en lo alto de una colina o montaña para vigilar la ruta y que estaban hechas en adobe, con torres almenadas y decoración geométrica en diferentes lugares de la fachada. Es por ello que, a nivel turístico, el Valle del Dades se encuadre en la llamada Ruta de las Mil Kasbahs, que discurre por el área presahariana y también engloba el Valle del Draa y de las Rosas.
Durante el siglo XX, esta zona quedó comprendida dentro del Protectorado Francés. Entonces, se creó la ciudad de Ouarzazate como base de operaciones del ejército galo, y hoy es la más grande de la zona y también la más moderna desde el punto de vista urbanístico (aunque no carece de construcciones históricas).
El ejército marroquí también considera Ouarzazate una base militar estratégica para el control y las operaciones en una región tan vasta. Pero lo que realmente ha supuesto un plus para el trasiego de personas y la vida al Valle del Dades ha sido la explotación turística de la zona: son miles los turistas que pasan por aquí cada año, ya sea como destino final de su viaje o como área de tránsito hacia el desierto del Sahara. Eso ha permitido la restauración de muchas kasbahs y construcciones históricas para su adaptación como riads, restaurantes, espacios de wellness y otros servicios orientados al viajero.
El Valle del Dades no es un destino turístico tan famoso como las Ciudades Imperiales o las costas del Mediterráneo o del Atlántico. Pero sí tiene el poder de atraer viajeros de diferentes perfiles: desde los aventureros a los deportivos, pasando por los espirituales o los naturalistas. Si necesitas cargarte de razones para viajar hasta aquí, estas son algunas que de pueden servir:
Dado su trazado casi lineal (con alguna ramificación en forma de valle secundario) del Valle del Dades, el recorrido te permitirá detenerte en todos estos lugares de interés, que enumeramos de oeste a este:
El Valle del Dades, como descubrirás en tu viaje, está habitado por personas con modos de vida realmente humildes, que en buena medida se dedican a la agricultura y a la ganadería, y frecuentan mercados de puestos ambulantes al aire libre, donde servicios como Internet o los pagos digitales no están tan generalizados como en otros lugares del país. Sin embargo, estas humildes gentes han sabido desarrollar también un servicio de extrema hospitalidad y altísima calidad para los viajeros que les honran con su visita. Por ello, si quieres disfrutar de una experiencia de máximo confort, el Valle del Dades tiene también sorpresas que ofrecer:
Ksar Ighnda: Un auténtico refugio situado a la puerta del desierto, ofrece una mezcla de tradición y modernidad con comodidades de lujo, como una piscina climatizada, spa y un restaurante gourmet.
Le Berbère Palace: Situado en Ouarzazate, es uno de los hoteles más lujosos de la región. Con una arquitectura y decoración tradicional, ofrece modernas comodidades, jardines extensos, piscina y restaurantes de alta calidad.
Kasbah Tamsna: Ofrece una experiencia única con su encantadora decoración bereber y un ambiente sereno en medio del paisaje natural del valle.
Kasbah Tamadot: Aunque no está en el Valle del Dades, merece ser mencionado debido a su exclusividad y lujo. Propiedad de Sir Richard Branson, la Kasbah Tamadot se encuentra en la aldea bereber de Asni, en las montañas del Atlas cerca de Marrakech. Es un verdadero oasis de lujo con impresionantes jardines, vistas panorámicas, suites opulentas y tiendas de campaña bereberes de lujo.
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