Essaouira es, sin duda, una de las perlas que Marruecos posee en su costa Atlántica. Bañada por el océano, conserva un patrimonio monumental muy interesante, datable en distintas épocas. Además, despliega algunas tradiciones muy llamativas, unas fruto de la vida popular y otras, como demostración de orgullo folclórico. Por todo ello, una escapada hasta aquí será una decisión siempre acertada.
Essaouira está en plena costa Atlántica, en el sector sur del país, más o menos a la misma distancia de Marrakech que de Agadir. Por ello, son muchos los viajeros que organizan una escapada hacia esta ciudad si están de vacaciones en alguno de esos dos destinos. Administrativamente, forma parte de la región de Marrakech-Safi y supera los 100.000 habitantes.
Su clima es similar al de otras ciudades atlánticas de latitud parecida: cálida pero ‘ventilada’ gracias a la brisa que viene del océano, refrescando el ambiente en los meses estivales. Ese viento puede resultar algo incómodo para quienes desean tumbarse en la playa a tomar el sol, pero supone un elemento muy apreciado por surfistas y otros deportistas acuáticos.
Estas son las distancias que separan Essaouira de otras ciudades marroquíes, lo que te servirá para hacerte una idea de su posición:
A pesar de ser una ciudad pequeña, dispone de su propio aeropuerto (Essaouira-Mogador), aunque de pequeñas dimensiones: apenas aterrizan aquí los vuelos de algunas aerolíneas de bajo coste, procedentes de Francia y Reino Unido, principalmente.
No obstante, la ausencia de un puerto para ferrys y de una estación de tren (ya sea de alta velocidad o convencional) hace que el avión sea la única opción para quienes desean llegar hasta aquí desde destinos alejados. La otra alternativa es volar a Marrakech o Agadir, que son los otros aeropuertos internacionales más cercanos.
En cualquier caso, el transporte por carretera es la opción más habitual para viajar a Essaouira. Aunque su conexión por autobús se limita prácticamente a las líneas con Marrakech, Casablanca y Agadir, el vehículo privado se vale de dos autovías para acceder a la ciudad: la N1 para quienes viajan desde el norte (Safi, Casablanca) o desde el sur (Agadir) y la N8 para quienes lo hacen desde Marrakech.
La historia de Essaouira, como en muchos otros destinos de la costa Atlántica, está ligada a la de varias civilizaciones de grandes marineros. Las primeras evidencias que se tienen de este lugar están relacionadas con los fenicios, casi ocho siglos antes del nacimiento de Cristo, cuando montaron aquí un campamento de pescadores y de producción cerámica.
Los romanos, siglos después, también llegaron hasta aquí y explotaron el lugar como centro de producción de púrpura, tan valiosa en el mundo antiguo por tratarse de un tinte muy apreciado entre la clase dirigente.
Este asentamiento no volvió a tener una gran relevancia internacional hasta el establecimiento aquí de los portugueses, en plena carrera comercial y conquistadora a comienzos del siglo XVI: construyeron un puerto y una fortaleza en tierra firme, que daba servicio a sus propios marinos. Es en esta época cuando recibió el nombre de Mogador, que aún hoy sigue siendo usado muy a menudo.
Pero la ciudad que hoy conocemos no comenzó a surgir hasta 1760: ese año, el sultán alauita Sidi Mohammed ben Abdallah ordenó trazar una medina histórica junto a la fortaleza portuguesa, y para ello le encargó el proyecto a un ingeniero francés en prisión, Theodore Cornut.
El resultado: un centro histórico rodeado de murallas, como es habitual en las ciudades marroquíes, pero con la salvedad de tener un trazado regular, como los desarrollos urbanísticos europeos que ya estaban en boga en el mundo occidental. De hecho, la traducción de Essaouira es algo así como “la bien diseñada”, en referencia a su trazado rectilíneo.
A ello le siguió una época de prosperidad, pues Essaouira acabó ocupando el lugar comercial preponderante que tenía Agadir, por su buena posición y por la seguridad que proporcionaba su fortaleza costera.
En la actualidad, el puerto apenas conserva una cierta actividad de pequeños pescadores, cuyas capturas animan la vida en el barrio costero, donde se monta un pequeño mercado al efecto cuando llega el género. Pero sobre todo, Essaouira ha abrazado el turismo nacional e internacional y se ha posicionado como una interesante excursión de uno o varios días desde Marrakech, explotando también las playas de sus alrededores y las actividades que en ellas se pueden hacer, como el surf.
Essaouira es una ciudad que no decepciona: resulta interesante para turistas de perfiles muy distintos. Y la mejor prueba de ello son estas razones variadas que pueden convencerte para hacer una escapada rumbo a este destino:
A pesar de ser una ciudad pequeña, Essaouira tiene muchas cosas que ver. Por suerte para el viajero, están relativamente cerca entre sí, de modo que resultará fácil configurar un recorrido a pie sin prescindir de ningún lugar de interés. Este listado agrupa los más importantes:
Essaouira ha experimentado un gran desarrollo turístico en los últimos años. Y eso se traduce, a su vez, en la mejora de los servicios, muchos de ellos de calidad premium. Estas son algunas ideas que puedes tener en cuenta si quieres disfrutar de un viaje realmente exclusivo:
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